Héctor Mujica


Por: Juan Páez Ávila
*Maestro de Periodistas, escritor y político militante, dejó una huella de simpatía y aprecio entre sus amigos, aun entre quienes no compartieron sus ideas y sus luchas.
Nacido en Carora en hogar humilde, Héctor Mujica se levantó mediante el esfuerzo familiar y una inteligencia natural que cultivó hasta los más altos niveles humanos. Desde muy joven despertó en él su vocación por el periodismo, la política y la literatura que lo llevaron a convertirse en un reportero estrella del diario El Nacional de Caracas, en un fervoroso y firme militante del Partido Comunista de Venezuela y en un escritor que incursionó en el cuento y el ensayo. Sin embargo, creo que fue la docencia universitaria y la lucha gremial las actividades que lo vincularon no sólo a sus camaradas de partido, sino también a sus alumnos y colegas en ejercicio profesional que lo valoraron y lo continúan valorando como un dirigente con especial amplitud de criterio y solidaridad humana. A eso se debe que algunos colegas y amigos que no compartieron sus ideas políticas, me hayan sugerido, que como su alumno y colega en la docencia en la Escuela de Comunicación Social de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela, pero que no milité en su partido, que escribiera una breve semblanza sobre su vida y su obra, como un sencillo homenaje a su memoria a los 5 años de su desaparición física.
Al ejercer simultáneamente el reporterismo y la militancia política le valió reconocidos éxitos en el periodismo y, persecución, cárcel, torturas y exilio por defender sus ideales durante la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez. De la muerte provocada por las criminales torturas de los esbirros de la dictadura, lo salvó su padre Pastor Oropeza, algo que el propio Héctor contaba con el orgullo del hijo natural que se hizo apreciar por su dignidad e inteligencia.
En el exilio estudió Periodismo en la Universidad de Chile y escribió su primera monografía periodística titulada El Tabloide, en la que analiza las características de este tipo de periódico popular. Sus estudios de periodismo los compartió con el ejercicio profesional en varios periódicos de Santiago de Chile. En Caracas había realizado estudios de Filosofía en la Universidad Central. Cuando cae la dictadura de Pérez Jiménez regresa a Venezuela y es encargado de dirigir la Escuela de Periodismo en 1958, momento precisamente en el que yo le conocí y recibí todo su apoyo para ingresar a estudiar en dicha Escuela.
LA DOCENCIA UNIVERSITARIA
Héctor Mujica es el refundador de la Escuela de Periodismo de la Universidad Central, que años antes había fundado el Dr. Miguel Acosta Saignes, pero que fue prácticamente clausurada por la dictadura de entonces. Desde 1958 hasta su conversión en Escuela de Comunicación Social en 1968, Héctor le imprimió el sello de su personalidad inquieta, brillante, política y humanística en general. Cuando se presentaron los nuevos tiempos de la Renovación Académica, impulsada por la tormenta ideológica del llamado “Mayo Francés”, que arrastró justa e injustamente, según el caso, a muchos profesores apegados a sus viejos métodos de enseñanza, y sacudió los esquemas de algunos currículos académicos caducados, Héctor Mujica reveló su talento y su energía para enfrentar el vendaval, su inteligencia para comprender los cambios que se anunciaban y se mantuvo victorioso al frente de la Dirección de la Escuela e impulsó la propia renovación.
Durante los 10 años que aproximadamente Héctor Mujica estuvo en la Dirección de la Escuela de Periodismo, se produjeron no sólo cambios significativos en los Planes de Estudios, sino también en la dotación laboratorios periodísticos exigidos para el momento en el campo impreso y audiovisual. Se fundó la Biblioteca “Gustavo Leal” y se creó un periódico experimental. Héctor dirigió, como miembro del jurado, también la selección de una plantilla de profesores mediante concursos de oposición y contrató a expertos profesionales del diarismo para que ejercieran temporalmente la enseñanza y llevaran a la Escuela sus conocimientos y sus experiencias.
De su tenaz e inteligente labor universitaria quedaron como testimonio de esos 10 años, numerosas promociones que llevan su nombre y el afecto de centenares de sus alumnos.
En el campo gremial hay que destacar que Héctor Mujica fue el primer Presidente del Colegio Nacional de Periodistas, cargo que ejerció con la honestidad y bonhomía que lo caracterizó. Y como también participó en la elaboración de la Ley de Ejercicio del Periodismo, en el gremio se le aprecia como uno de los grandes impulsores de la colegiación.
LA LITERATURA
Además de su integridad política y profesional, también hay que destacar que Héctor Mujica fue un gran amante de la vida y de la belleza. Formó parte del grupo literario “Contrapunto” y entre sus cuentos, los críticos han puesto de relieve “Las Tres Ventanas”. Escribió “La Historia de una Silla” en la que narra y describe la vida y obra de Antonio Guzmán Blanco, Presidente de Venezuela durante varios períodos en una época en que el arma fundamental de la guerra seguía siendo el caballo y el hombre sobre su montura.
Como una importante contribución al estudio del Periodismo y la Comunicación Social en general, publicó “El Imperio de la Noticia” y “Sociología Venezolana de la Comunicación”. En el primero hace un exhaustivo estudio de los problemas y técnicas del periodismo, su importancia a escala universal y la demostración de que la noticia es el centro del periodismo. En el segundo intenta una síntesis de las distintas posiciones que los teóricos de la comunicación social habían establecido en la época en que escribe. Y esboza un plan de trabajo para la aplicación de la metodología universal propuesta hasta entonces (1974) en la realidad venezolana.
EL CANDIDATO PRESIDENCIAL
Como una consecuencia de su larga militancia en las filas del Partido Comunista, por el prestigio periodístico, académico e intelectual en general que había consolidado en el ejercicio de diversas actividades humanísticas, fue postulado por su Partido como candidato a la Presidencia de la República. Consciente de que las posibilidades de ganar la Primera Magistratura del país eran mínimas, cumplió con brillantez el papel que se le asignó. Con su voz torrentosa y su palabra magistral recorrió todo el país para llevar un mensaje de esperanza a quienes creían, todavía, que el comunismo era un sistema político capaz de solucionar los problemas sociales, económicos y políticos del ser humano.
Al final de su jornada política dejó para las generaciones futuras, un libro sobre la historia de un candidato presidencial, sin amarguras, sin complejos, con gran fe en el porvenir. A los pocos años lo sorprendió la caída del Muro de Berlín y el desplome de la Unión Soviética, cuando ya había cumplido con una difícil tarea vital de periodista, docente, escritor y político. Jubilado de la Universidad Central de Venezuela se retiró a Mérida con su compañera Marina Barreto, donde fue recibido por amigos que lo apreciaron en la vida y lo aprecian en la muerte. De Mérida salió por breve tiempo, atendiendo una llamada de su amigo Rafael (Fucho) Tovar, cuando éste ejercía la Gobernación del Estado Nueva Esparta, para que lo acompañara como Director de Cultura de su Despacho. Solidario con su amigo estuvo en Margarita entre uno o dos años, tratando de ayudarlo en su política cultural y acompañarlo en las tertulias bohemias que ambos practicaban entre amigos en las horas libres de su trabajo. Llamado por la soledad y frescura de los páramos andinos regresó a Mérida. De sus últimas reflexiones tal vez Marina Barreto pueda decirnos algo en el futuro. Sus últimos pasos fueron hacia Carora, la pequeña ciudad que le vio nacer y donde hace cinco años fue enterrado -algunos caroreños dicen que fue sembrado- y permanece rodeado del eterno afecto de sus coterráneos, que lo quieren y perciben como uno de sus grandes valores intelectuales, al lado de su maestro Chío Zubillaga. Para preservar en la memoria de sus contemporáneos y de las futuras generaciones de caroreños, su nombre y su ejemplo del joven humilde que con su trabajo y estudio se elevó al mundo de la cultura, el Concejo Municipal de la ciudad creó el Premio de Periodismo Héctor Mujica, que se otorga anualmente a quienes continúan sus pasos, en lo que Gabriel García Márquez llama el mejor oficio del mundo.

Fuente: http://jpaezavila.blogspot.com/2009/02/hector-mujica_25.html


Héctor Mujica: apuntes para el debate del socialismo en Venezuela
http://www.scielo.org.ve/scielo.php?pid=S1315-52162010000100007&script=sci_arttext

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